El FBI y la fiscalía federal revelan una conspiración de apuestas y lavado que involucra a jugadores de la NBA y la mafia vinculados a Cosa Nostra
NUEVA YORK, EE. UU., – El FBI desmanteló redes de apuestas vinculadas a la NBA y a la mafia organizada, tras descubrir una conspiración de 31 acusados -entre ellos jugadores, entrenadores y miembros de familias del crimen organizado– que manipularon partidos de baloncesto y juegos de póquer ilegales mediante tecnología oculta, fraude electrónico y lavado de millones de dólares.
Operación federal de gran alcance
El Departamento de Justicia y el FBI presentaron una acusación formal de siete cargos que expone un complejo esquema criminal.
Entre los detenidos figuran Chauncey Billups, entrenador de los Portland Trail Blazers; Damon Jones, exjugador de la NBA; y miembros de las familias del crimen organizado Bonanno, Gambino y Genovese.
En total, 31 personas fueron arrestadas en 11 estados. Según el fiscal federal Joseph Nocella Jr., los acusados “utilizaron su poder, fama y tecnología para engañar a víctimas y manipular resultados en beneficio de redes criminales”.
De la cancha a las cartas
Las investigaciones revelaron que los implicados combinaron apuestas deportivas ilegales con fraudes en juegos de póquer de alto riesgo. Utilizando máquinas barajadoras manipuladas, lentes especiales y mesas de rayos X, lograron leer cartas y garantizar victorias fraudulentas en torneos clandestinos de Texas Hold’em en Manhattan, East Hampton y otros estados.
Los acusados, incluidos exatletas, actuaban como “Face Cards”, atrayendo a víctimas con la promesa de jugar con celebridades. Las pérdidas de los estafados superan los 7 millones de dólares, canalizados luego hacia La Cosa Nostra a través de empresas fantasma y criptomonedas.
La conexión NBA-mafia
La fiscalía sostiene que las familias Bonanno, Gambino y Genovese recibían un porcentaje de las ganancias criminales de los juegos manipulados -conocidos como el “Lexington Avenue Game” y el “Washington Place Game”- y también se beneficiaban de apuestas basadas en información interna de la NBA.
Según el FBI, jugadores y entrenadores filtraban datos sobre lesiones y alineaciones antes de los partidos para que sus cómplices apostaran con ventaja.
Estas actividades fueron financiadas y protegidas por miembros de la mafia italiana, que usaban el dinero para extorsión y lavado internacional.
Tecnología y violencia en el juego
Los investigadores detallaron que los acusados usaban tecnología inalámbrica oculta para leer las cartas y comunicarse con cómplices durante las partidas. Cuando las víctimas se negaban a pagar, los miembros del crimen organizado recurrían a amenazas y violencia, incluyendo robos a mano armada y agresiones físicas.
La acusación describe episodios en los que miembros de las familias criminales golpearon y extorsionaron a jugadores para asegurar el cobro de deudas.
Las palabras del FBI y el NYPD
El director del FBI, Kash Patel, afirmó: Más de 30 personas usaron tecnología y engaños para robar millones y financiar a La Cosa Nostra. No dejaremos de seguir el dinero.”
Por su parte, la comisionada del NYPD, Jessica Tisch, destacó: “Utilizar la fama de la NBA para estafar y amenazar a víctimas es una afrenta a la ética del deporte. El FBI, el NYPD y nuestros socios han cortado una red que mezclaba apuestas, violencia y mafia.”
Cargos y consecuencias judiciales
Los acusados enfrentan hasta 20 años de prisión por fraude electrónico, otros 20 por lavado de dinero, y penas adicionales por extorsión y violencia organizada. El caso está siendo dirigido por la Sección de Crimen Organizado y Pandillas del Distrito Este de Nueva York.
El fiscal Nocella calificó el operativo como “una de las mayores operaciones antimafia deportivas en la historia reciente de EE. UU.”
Integridad del deporte bajo fuego
La participación de Chauncey Billups, figura respetada del baloncesto, y la implicación de exjugadores como Damon Jones y Terry Rozier, elevan la preocupación sobre la infiltración del crimen organizado en la NBA.
Expertos señalan que este escándalo podría transformar las políticas de transparencia y apuestas deportivas en EE. UU., afectando la credibilidad de las ligas profesionales.
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