La investigación revela que la amenaza no es aleatoria: responde a denuncias públicas, exposición mediática y un choque directo con el periodismo
SANTO DOMINGO, República Dominicana – El plan criminal de Ángel David Medina Paredes, alias Guindo, contra Ramón Tolentino no surge al azar. Según informaciones difundidas públicamente y líneas de investigación en curso, la amenaza responde a la labor periodística del comunicador, quien ha expuesto estructuras criminales y señalado directamente a su presunto agresor.
La imagen de Guindo escoltado por autoridades en el Aeropuerto Internacional de Las Américas, tras ser deportado desde Nueva York, hoy contrasta con una amenaza de extrema gravedad: desde la cárcel de Najayo-Hombres, el recluso habría ordenado la eliminación física del periodista Ramón Tolentino, en represalia por las denuncias públicas y exposiciones mediáticas que vincularon su nombre y su entorno a estructuras del crimen organizado.
El origen del conflicto
Las razones del plan criminal de Guindo contra Ramón Tolentino se vinculan directamente al ejercicio periodístico. Tolentino ha revelado en espacios públicos, transmisiones y redes sociales información relacionada con estructuras delictivas, nombres, vínculos y dinámicas del crimen organizado.
De acuerdo con las denuncias del comunicador, esas exposiciones habrían generado represalias. Tolentino ha afirmado que Guindo lo responsabiliza de “daños” a su entorno criminal, su imagen y sus operaciones, incluso después de haber sido detenido y deportado.
Amenazas públicas
El conflicto escaló cuando Tolentino decidió hacer públicas las amenazas. En videos difundidos ampliamente, aseguró que Guindo “le puso precio a su cabeza”. Aunque esas grabaciones forman parte de investigaciones en curso, su difusión cambió el escenario.
Expertos en seguridad señalan que cuando un comunicador expone amenazas, el riesgo suele aumentar. El silencio deja de ser opción y el agresor busca reafirmar poder mediante intimidación.
Plan estructurado
Según la información divulgada, el plan criminal de Guindo contra Ramón Tolentino habría incluido la contratación de sicarios externos. Estas personas, siempre según las denuncias públicas, realizaron labores de inteligencia.
Se habla de seguimiento, análisis de rutinas, horarios y desplazamientos. Este patrón coincide con esquemas documentados en más del 65 % de los ataques planificados contra figuras públicas en la región, de acuerdo con estudios de seguridad carcelaria y crimen organizado.

Control desde prisión
El caso expone una falla crítica: la capacidad de dirección criminal desde centros penitenciarios. Autoridades investigan cómo Guindo habría mantenido comunicaciones y vínculos operativos pese a estar recluido.
Su historial refuerza la gravedad del escenario. Guindo está vinculado a homicidio, tráfico de drogas y armas, asociación de malhechores y robos agravados. Su captura fue posible gracias a cooperación internacional encabezada por INTERPOL.
Impacto institucional
El plan criminal de Guindo contra Ramón Tolentino reabrió el debate sobre protección a periodistas en República Dominicana. Organizaciones de prensa exigen medidas inmediatas y sanciones ejemplares si se confirman los hechos.
Más allá de un caso individual, el conflicto representa un choque frontal entre crimen organizado y libertad de expresión. El desenlace marcará un precedente.
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