Está sobre la mesa que la temporada 2020/21 se inicie en el mes de diciembre, pero hasta ahora no se había planteado que fuera el día 25.

Mike Maestre

 

NBA/as

La discusión continúa en el seno de la NBA respecto a cuándo y cómo podrán volver los jugadores a disputar partidos (algo que no pueden hacer desde el 11 de marzo), algo que repercutirá de muchas maneras en el futuro de la NBA: económicamente, ya sea por el dinero perdido o por el que se puede no ganar en los próximos años, o logísticamente, ya que el parón ha complicado el funcionamiento de una Liga que para eso es un reloj suizo. 

El retraso a la hora de volver por el avance del coronavirus en Estados Unidos y las ganas de los propietarios de acabar la temporada que todavía está en curso, la 2019/20, está empujando el calendario hacia atrás y eso ya afecta a la próxima campaña, la 2020/21. Se tiene claro en la oficina central de Nueva York que lo más probable, si se sigue estirando el chicle, es que sirva como experimento para una nueva racionalización del calendario habitual (octubre a junio) para probar una nueva fórmula (diciembre a agosto) ya que la situación sanitaria te lleva hacia ello. 

El inicio de una nueva temporada, como ocurrió en el último cierre patronal (2011), se llevaría a diciembre. Y aquello también podría servir como ejemplo para convertir la necesidad en virtud. En aquella temporada, que sí fue acortada, el pistoletazo de salida se dio el Día de Navidad, lo que redobló la atención sobre la competición en una fecha muy señalada. Shams Charania, de The Athletic, apunta que la NBA se lo está volviendo a plantear para ganar algo de lo perdido en los meses de inactividad. La lucha por la audiencia con la NFL es atroz y es la que puede hacer que estos ajustes en el calendario del baloncesto vayan en una u otra dirección. Navidad es una de las fechas marcadas en rojo por la NBA tanto a nivel de exposición como de engagement y podría ser un impulso para un torneo que ahora mismo nada sobre aguas pantanosas.