Rusia ha desplegado su flota de buques de militares más avanzada, que operaba en el Mar Negro, hacia el Mar Mediterráneo oriental, donde destructores de la Marina de Estados Unidos lanzaron el ataque aéreo contra el ejército sirio.

Según reporta Yahoo noticias, la fragata rusa del almirante Grigorovich abandonó su puerto de Sebastopol, Crimea, y se dirigió hacia los destructores estadounidenses USS Porter y USS Ross, que lanzaron esta madrugada 59 misiles Tomahawk contra el aeródromo sirio de Shayrat.

Sobre el ataque químico que provocó la respuesta de EE.UU, Moscú argumentó que solo fue el resultado de un ataque aéreo sirio en una instalación de armas químicas utilizada por los rebeldes y dijo que tomaría «un complejo de medidas» para proteger a las tropas sirias de la acción de EE.UU.

 

El buque de guerra ruso, de 4,000 toneladas, está equipado con misiles de crucero Kalibr, uno de los más recientes y mortales proyectiles de alta tecnología de Moscú, y se dirigía a atracar en la ciudad siria de Tartus, según la agencia oficial de noticias TASS. 

La referida fragata estuvo involucrada en ejercicios navales conjuntos realizados el miércoles entre Rusia y Turquía, destaca la nota. 

Rusia y la marina de guerra turca entrenaron para operaciones de defensa y rescate en un ejercicio de cooperación reciente entre Moscú y Ankara, naciones que han apoyado alianzas opuestas en Europa y Oriente Medio. 

El presidente ruso, Vladimir Putin, consideró la decisión del presidente Donald Trump de lanzar ataques aéreos contra la base aérea siria como «un duro golpe para las relaciones ruso-estadounidenses, que ya se encontraban en un estado lamentable«, según el portavoz oficial de Putin, Dmitry Peskov.

El Ministerio de Defensa de Rusia, por su parte, anuló un acuerdo de defensa aérea entre los militares estadounidenses y rusos en Siria en las campañas paralelas contra el grupo islámico ISIS y otros grupos yihadistas.