KABUL, AFGANISTAN (ANSA).- Una masacre brutal vivió hoy Kabul, donde un camión cargado de explosivos fue detonado cerca de uno de los ingresos de la «Zona Verde», un área de máxima seguridad en el centro de la ciudad.

El balance de las víctimas, que era hasta esta noche de 90 muertos y más de 400 heridos, casi todos civiles, es el más grave entre los registrados en la capital afgana en este siglo.

Según los medios de prensa afganos, citando a fuentes de la seguridad, se habrían empleado cerca de 1,500 kilogramos de explosivo en el atentado.

El vehículo elegido por los atacantes, por lo general usado para la purga de fosas biológicas y transformado en una temible arma de destrucción, estaba estacionado en el ingreso al área donde se encuentran las principales embajadas.

Explota, camión bomba en Kabul, deja 90 muertos y más de 400 heridos, Alcarrizos News Diario Digital

 

También se se encuentran allí el ministerio de Defensa, el palacio presidencial y la sede de los servicios de inteligencia, pero el vehículo fue bloqueado por las fuerzas de seguridad en la puerta de entrada de Zanbaq Square, en el barrio de Wazir Akbar Khan.

Esto obligó al conductor a activar el mecanismo, a poco metros de la embajada de Alemania, una explosión de enormes dimensiones que provocó un cráter profundo de algunos metros y la muerte de cientos de personas inocentes.

Una tragedia en la que perdieron la vida también muchas mujeres y niños.

También los medios de comunicación pagaron un tributo con sangre, con dos empleados muertos (de BBC y Tolo TV) y otros seis heridos.

Trabajadores afganos limpian la escena del ataque suicida con bomba, cerca de la embajada de Alemania en Kabul, Afghanistan. Alrededor de 80 personas han muerto y más de 350 heridas. EPA/JAWAD JALALI

La potente deflagración causó graves daños en un radio de cientos de metros a decenas de vehículos, a edificios públicos y privados, y a las sedes de embajadas, entre ellas de Alemania, Irán y Francia.

En Berlín, el ministro de Exteriores, Sigmar Gabriel, indicó que un guardia de la representación diplomática murió y algunos empleados, entre ellos un diplomático, sufrieron heridas.

Los talibanes del Emirato islámico de Afganistán difundieron un comunicado oficial firmado por su portavoz, Zabihullah Mujahid, en el que negaron todo tipo de responsabilidad en el atentado. Incluso lo condenaron porque dijeron que «estaba dirigido contra la población civil».

Es también por esto que la Dirección Nacional de la Seguridad (NDS, servicios de inteligencia) sostuvieron que el atentado sería obra de la temible red Haqqani (que no reivindicó nunca sus ataques), en coordinación con los servicios secretos paquistaníes (ISI).

Pero otros ven en la masacre la mano del grupo yihadista Estado Islámico (que por cierto hasta ahora no lo reivindicó), una de cuyas bases en la provincia afgana de Nangarhar fue destruida en abril por la «superbomba» de Estados Unidos.

La Farnesina (ministerio de Exteriores italiano) confirmó que, aunque claramente lo advirtió, la explosión no causó daños en personas ni en cosas materiales en la embajada de Italia en Kabul, mientras el ministro de Exteriores, Angelino Alfano, condenó sin medios términos «el vil atentado».

Unánime la reprobación por parte de la comunidad internacional, desde el papa Francisco que estigmatizó el ataque definiéndolo como «abominable», y del Consejo de los ulema afganos, según los cuales un atentado durante el Ramadán «es totalmente contra la humanidad».

En Kabul el presidente afgano, Ashraf Ghani, convocó a una reunión del Consejo de Seguridad Nacional y resaltó que «los terroristas, también durante el Ramadán, mes de bendición, bondad y plegaria, no dejan de matar a personas inocentes». (ANSA).