Un niño de 6 años del norte de China yace en el hospital junto a su madre después de haber sido drogado por una traficante de órganos, que le sacó los ojos. Las córneas infantiles son de los órganos más codiciados en el tráfico ilegal.

 

ISABEL OLMOS / Especial/el Nuevo Herald

En EEUU se trasplantan más de 15,000 riñones por año. Solo el 60 por ciento de estos trasplantes son riñones donados de personas que murieron recientemente. Este es un país de compradores y vendedores de órganos humanos, aunque solo es legal la donación. Donar órganos es hasta ahora la mejor solución para acabar con el tráfico de órganos y el turismo de trasplantes a nivel global.

La falta de donantes de órganos, vivos o muertos, a nivel mundial es la principal causa de un mercado negro de órganos humanos con paraísos en países con alta concentración de niveles de pobreza.

Se estima que el 10 por ciento del total mundial de trasplantes se lleva a cabo a través del mercado negro, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). El “turismo de trasplantes” se da cuando desesperados compradores extranjeros con necesidad de órganos humanos viajan largas distancias para obtener el trasplante necesitado.

“Esta gente siempre existirá porque la necesidad de obtener un órgano legalmente puede llevar toda la vida y si no consiguen un trasplante, mueren o se quedan en malas condiciones de salud y sus condiciones de vida se degradan, y no quieren vivir más así”, dijo el doctor David Tushaus, profesor del Departmento de Justicia Criminal, Estudios Jurídicos y Trabajo Social de Missouri Western State University, a mediados de febrero en el recinto norte del Miami Dade College (MDC) en la conferencia Organ Trafficking: Turning a Blind Eye/ Tráfico de órganos: haciendo la vista gorda.

Los países de donde proceden los compradores de órganos son Canadá, EEUU, Arabia Saudita, Japón y Taiwán, principalmente. Y los territorios donde se consiguen órganos son: Kosovo, Chipre, Azerbaiyán, Israel, Egipto, China, EEUU, Colombia, Ecuador, Costa Rica y Panamá.

“El tráfico de órganos es una porción muy pequeña del tráfico humano, pero se ha convertido en un problema muy serio”, aseguró el Tushaus, abogado y defensor del acceso global a problemas de justicia, quien además fue director del Departamento de Justicia Criminal, Estudios Jurídicos y Trabajo Social de Missouri Western State University y becario académico Fulbright-Nehru en la India.

La pobreza y la venta de órganos

El doctor Tushaus, especialista en tráfico ilegal de órganos humanos que ha publicado y presentado su obra en el ámbito internacional en numerosas instituciones y conferencias en la India, Nepal, Turquía y EEUU, afirmó que en el “turismo de trasplantes” los vendedores de órganos, especialmente de riñón, suelen ser gente pobre desesperada por conseguir un poco de dinero.