LONDRES, INGLATERRA (ANSA).- Una fosa común, con restos de 800 niños, fue hallada en el interior de un ex orfanato católico, en el noroeste de Irlanda. Tras años de denuncias y sospechas relacionada con la que es una página negra en la historia reciente del país, ahora existen pruebas concluyentes, confirmó un grupo de expertos basándose en el análisis de los certificados de defunción de unos 800 niños. Las primeras pruebas de ADN realizada sobre los huesos sepultados en una estructura dividida en veinte salas evidencian que los restos pertenecen a pequeños de edad comprendida entre las 35 semanas y los 3 años, fallecidos en el período de actividad de ese centro, entre 1925 y 1961, pero especialmente durante los años cincuenta. El descubrimiento se produjo por el trabajo desarrollado por una comisión de investigación sobre las «casas» para jóvenes madres solteras administradas por monjas en las que eran alojadas las mujeres que tenían hijos fuera del matrimonio y sus hijos, junto a otros, en su mayoría huérfanos. La estructura donde fueron hallados los restos se encuentra en Tuam, condado de Galway, y las excavaciones se habían iniciado en octubre de 2016.

El caso había sido denunciado por un local histórico de la zona y luego llegó el «mea culpa» de la Iglesia Católica irlandesa, que gestionaba muchos de estos centros y favoreció la transparencia sobre aquellos hechos terribles tras años de secretos y encubrimientos.

De la investigación surgió que quienes vivían en esas «casas» sufrían desnutrición, enfermedades y miseria, con altísimos niveles de mortalidad. Muchos de los niños no lograban sobrevivir a esos tormentos y, una vez fallecidos, sus cuerpos eran dispuestos en el interior de fosas comunes, sin indicaciones sobre su identidad. En un comunicado, la Comisión de Investigación Pública manifestó su «conmoción» por lo descubierto hasta el momento y ahora pidió la intervención de las autoridades competentes para dar digna sepultura a los restos humanos. La de Tuam no era la única estructura de ese tipo que funcionaba en la época. Había al menos una decena en toda Irlanda, donde eran enviadas alrededor de 35.000 mujeres embarazadas solteras, de hecho, para aislarlas del resto de la sociedad.

El «modus operandi» de aquellos centros fue admitido por los propios obispos irlandeses en 2014.

«Lamentablemente, hubo un tiempo en el que las madres solteras eran a menudo juzgadas y rechazadas por la sociedad, incluida la Iglesia», declararon entonces.

Una historia ligada a esta realidad se relata en el filme «Philomena», que retrata la búsqueda durante cincuenta años de una mujer que sigue el rastro de su hijo. Lo había tenido de muy joven, siendo soltera, y había sido forzada por las monjas de un instituto irlandés a entregarlo en adopción a una pareja estadounidense. (ANSA)