Unos 17 barrios de esta ciudad fueron afectados por la crecida de los ríos Mocoa, Sangoyaco, Taruca y Mulato


 

MOCOA, COLOMBIA(EC).- “No nos dio tiempo de nada… El aguacero era muy duro y cuando oímos los gritos ya el agua estaba entrando a las casas a borbotones… Salir a la calle no era posible y lo único que pudimos hacer fue subirnos al tejado y ver cómo el barrio se lo llevaba el agua”.

Ese fue el dramático relato de uno de los sobrevivientes a la avalancha que el viernes, cerca de la medianoche, arrasó con varios barrios del casco urbano de Mocoa, la capital del Putumayo, dejando más de 206 personas muertas, decenas de desaparecidas y más de 200 heridos.

«El último reporte son 206 personas fallecidas, 202 heridos, 220 desaparecidos, 300 familias afectadas, 17 barrios con mayor afectaciones y 25 viviendas totalmente destruidas», dijo César Urueña, director de Socorro de la Cruz Roja Colombiana (CRC), sobre la tragedia ocurrida la noche del viernes en el selvático municipio de Mocoa. (Lea también así fue la tragedia en Mocoa)

La noche llegó con un aguacero muy intenso, que de inmediato alertó a las autoridades de prevención de desastres sobre todo porque la cantidad de agua que estaba cayendo era seguro que produciría desbordes de los ríos y quebradas que rodean o atraviesan la ciudad.

Sin embargo, la intensidad del torrencial no dio mayor tiempo para reaccionar y el caudal de los ríos Mocoa, Mulato, Taruca y SanBoyaco así como de varias quebradas se desbordó, arrastrando lodo, piedras y palos que en cuestión de minutos se convirtieron en una avalancha que empezó a recorrer parte del casco urbano de la ciudad, llevándose por delante muchas viviendas, automóviles, árboles, postes, enseres y todo lo que encontró a su paso.

 

 

El propio presidente Juan Manuel Santos, que viajó a Mocoa ayer en la mañana para ponerse al frente de la atención de la emergencia, explicó que la noche del viernes “… llovió 130 milímetros, usualmente en un mes llueve aquí 400 milímetros. ¿Qué quiere decir eso? Que el 30% de la lluvia de un mes se produjo esa noche y eso precipitó una creciente súbita de varios ríos (…) y eso produjo una avalancha».

La avalancha, según el alcalde de Mocoa, José Antonio Sánchez, afectó a 17 barrios, especialmente a los sectores de Los Pinos, San Miguel, Laureles, El Libertador, Progreso, La Independencia, Modelo, San Antonio y San Agustín.

El pánico se apoderó de todos los habitantes de estos sectores que trataban de salvar sus bienes pero ante la imposibilidad de arriesgarse a salir a las calles, empezaron a buscar las partes más altas de sus casas. Lamentablemente, en algunos casos la fuerza de la avalancha demolió las bases de las edificaciones y el lodo cubrió a sus desesperados habitantes. Más de 25 viviendas sufrieron destrucción total y decenas parcial.

«Es una tragedia sin precedentes, hay cientos de familias que aún no encontramos, barrios desaparecidos», dijo la gobernadora de Putumayo, Sorrel Aroca.

Los cuerpos de socorro y la Fuerza Pública recibían llamadas de los sectores en emergencia, pero lamentablemente la movilización hacia la zona fue muy difícil por el temporal que todavía persistía la noche del viernes y porque muchas calles fueron bloqueadas por lodo, piedras y material arrastrado.

Las escenas en varios barrios eran dantescas. El lodo cubrió cuadras enteras y con el pasar de la madrugada se empezó a ver la magnitud de la tragedia. Decenas de cadáveres se podían distinguir en medio de los escombros y se oían los gritos de personas que pedían ayuda para remover material dejado por la avalancha y buscar si todavía quedaba alguien con vida.

Mientras que muchas personas daban gracias a Dios porque lograron salvarse, otras advertían que habían perdido todo, al punto que sólo tenían la maltrecha ropa que llevaban puesta.

“Perdimos nuestra casa y todas nuestras cositas, pero estamos con vida, corrimos con suerte”, señalaba uno de los habitantes cuando, desolado frente al lugar en donde quedaba su casa, no podía contener las lágrimas.