Con José Francisco Peña Gómez me unieron estrechos lazos de amistad. La primera vez que lo vi fue en el mitin del 7 de julio, frente al parque Colón en la que hablaron los enviados de la libertad, Ángel Miolán, Antonio Castillo, Nicolás Silfa y Peña Gómez. La voz fuerte y varonil de aquel joven impresionó a la multitud que delirantemente lo aplaudía. Luego con el transitar de los años y principalmente antes y después del rompimiento con el profesor Juan Bosch fuimos estrechando lazos de amistad encontrando en él un gran afecto y respeto.

Al producirse el golpe de Estado contra el gobierno democrático del profesor Juan Bosch, el 25 de septiembre de 1963, Peña Gómez asumió con coraje y valentía la lucha por el retorno a la constitucionalidad, participando en la conjura que finalmente dio al traste contra el gobierno del triunvirato que sustituyó al de Bosch.

Al explotar la Guerra del 24 de Abril de 1965, Peña Gómez fue uno de los protagonistas de ese día al anunciar al país por el programa radial del PRD Tribuna Democrática, tras recibir una llamada telefónica del capitán Mario Peña Taveras que tenía preso al general Marcos Rivera Cuesta, jefe de Estado Mayor de las FFAA. Clarinazo que provocó el levantamiento popular que dio inicio a la Revolución Constitucionalista. Día después del estallido, el líder del PRD fue apresado al salir de la estación oficial Radio Televisión Dominicana que estaba en mano de los constitucionalistas. Excarcelado, se trasladó a Ciudad Nueva donde estaba concentrado el gobierno presidido, en esos momentos, por el doctor Rafael Molina Ureña y que por renuncia de este se juramentó como presidente el inmenso Caamaño Deño.

Al término de la guerra, con la instalación del gobierno de los 12 años del déspota Joaquín Balaguer, impuesto en unas elecciones fraudulentas celebrada en un país intervenido por las fuerzas de ocupación de los EEUU, que imposibilitó a su contrincante Juan Bosch realizar una campaña electoral bajo las máximas garantías, el líder del PRD enfrentó con coraje y valentía el terrorismo de Estado desatado por este gobierno.

Crecido su liderazgo, decidió en el 1978 enfrentar el reeleccionismo de Balaguer superando el abstencionismo de su partido y de otros de la oposición conduciendo finalmente al PRD y su candidato presidencial Antonio Guzmán Fernández a la Presidencia de la República.

Recuerdo que durante esta campaña cuyo lema era: ‘’Cambio sin violencia’’ me trasladaba con mi cámara fotográfica y una de cine Rolex 16 milímetros captando y todos los pormenores ocurridos a lo largo de una de las más violentas campañas electorales.

ya salimos del negro ese que tenía al partido «frizado»

Ya don Antonio en la Presidencia, el cineasta Jimmy Sierra y yo les solicitamos a Peña Gómez una carta de recomendación dirigida a sus amigos del Partido ADECO de Venezuela solicitándoles que nos dieran todo el apoyo en la edición de tres documentales, ‘’Viacrucis’’, ‘’7 Días con el Pueblo y ‘’Rumbo al Poder’’, financiados y/o producidos por mi esposa Emna Bujosa.

El primero narraba la dramática situación de los braceros haitianos en los cañaverales; el segundo recogía las incidencias del espectáculo artístico más extraordinario celebrado (1974) en el país, el cual fue un grito de libertad que venció el terror y la represión del balaguerato, y el tercera era una narrativa fílmica de la campaña electoral de 1978 que condujo al PRD al poder.

Al llegar a la patria de Bolívar fuimos recibidos con mucho cariño por amigos de Peña Gómez, quienes nos recomendaron a un joven cineasta y editor de apellido Jacobo quien puso todo su empeño en el trabajo de edición.

Luego de un mes de estancia en Venezuela regresamos con los tres documentales, prestos para ser exhibidos en las salas de cine del país.

Recuerdo que el documental ‘’Rumbo al Poder’’ se lo dediqué a José Francisco Peña Gómez expresando textualmente en su crédito: ‘’Rumbo al Poder’’, dedicado a José Francisco Peña Gómez. Arquitecto de la victoria electoral de don Antonio Guzmán Fernández’’. Los documentales se exhibieron con éxitos en varias salas de cine del país, teniendo sus estrenos en el Cine Olimpia.

Este gesto de mi parte fortaleció más las relaciones amistosas con el líder del PRD, al extremo que cuando se logró un acuerdo electoral entre el Bloque Socialista y el PRD, en las elecciones de 1994, en cuya alianza Peña Gómez jugó un papel de primer orden, me dijo que de los dos diputados acordados en el acuerdo él quería que yo fuera uno de ellos.

Pero la decidía de algunos dirigentes del Bloque Socialista no permitió que se cristalizara el deseo de Peña Gómez. Recuerdo que la excusa que se planteó fue que Rafael Santos demandaba esa diputación en virtud de la fusión que había concretizado entre su Movimiento Encuentro y el Bloque Socialista. Incluso se llegó a decir que si no le daban esa diputación se retira con su grupo rompiendo la fusión. Finalmente se impuso Rafael Santos en una Asamblea, donde yo mantuve mi candidatura; perdiéndola solo por 10 votos, ya que tenía la dirección en contra, a pesar de que la mayoría de las bases me apoyaron. De esta manera el Bloque Socialista logró, con la el apoyo de Peña Gómez, dos diputados: Rafael Santos y Fafa Taveras. A mí se me quiso ofrecer una regiduría y la rechacé.

Rumbo al Poder, documental dedicado a José Francisco Peña Gómez. Arquitecto de la victoria electoral de don Antonio Guzmán Fernández

Durante el estallido de la guerra de liberación de Nicaragua, dirigida por el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), como periodista asumí con entusiasmo la solidaridad con esa justa causa por la libertad. La llegada al país del exiliado nicaragüense, Javier Chamorro dirigente del FSLN dio apertura a una estrecha relación con Chamorro, quien nos invitó a formar parte de la Comisión Sandinista en la República Dominicana donde estaban además el colega fallecido Moisés Blanco Genao y los dirigentes del PRD, Abraham Bautista Alcántara y el fallecido Fulgencio Espinal. La Comisión se fue ampliando con la adquisición de los doctores Rafael Lantigua, Roberto Logroño y Edmundo Muñiz.

Uno de los primeros contactos que hizo la referida comisión fue con el líder del PRD, José Francisco Peña Gómez, quien se identificó abiertamente con la causa del FSLN. De esta manera el PRD, con Peña Gómez a la cabeza inició una campaña económica para enviar fondos a la lucha de los combatientes de la libertad que enfrentaban en las montañas y las zonas urbanas la temible tiranía de Anastacio Somoza Debayle. La Comisión Sandinista realizó una serie de actividades de solidaridad que incluyeron cuñas radiales, recuerdo una que decía: ¡Jaque Mate al Tirano! ¡Viva el FSLN!

cuando una ráfaga de tiros estremeció el ambiente obligando a los pasajeros a protegerse lanzándose al piso del vehículo

Ya en la ofensiva final, el FSLN solicitó a Javier Chamorro la presencia de dos periodistas dominicanos que cubrieran la epopeya que libraba el pueblo de Nicaragua. Recuerdo que Chamorro nos llamó a Moisés Blanco y a mí para pedirnos si estábamos dispuestos a viajar a Nicaragua como corresponsales de guerra. Moisés Blanco y yo nos miramos, y sin pensar en familia, hijos y en conservar nuestras vidas, les respondimos con un sí. De inmediato Moisés Blanco hizo los arreglos con la dirección del periódico La Noticias y el Noticiero Radio Mir donde laboraba sumándome como reportero gráfico al servicio del vespertino mientras yo amarraba con Rafael Corporán de los Santos para representar al Noticiero Popular, de Radio Popular.

Después de penetrar a Nicaragua por la frontera de Liberia, con Costa Rica e integrarnos al Frente Benjamín Zeledón que comandaba Edén Pastora, iniciamos nuestro trabajo como corresponsales de guerra. (Sobre esta experiencia hablare más ampliamente en otro momento).

Ya liberado el pueblo de la tiranía, entramos a Managua para participar en la celebración de la Gran Victoria. Estando en una de las casas de uno de los contras que huyeron, recibimos la noticia de que Peña Gómez iba a llegar a la patria liberada de Sandino. Sin pensarlo dos veces marchamos hacia el Aeropuerto, ya bautizado con el nombre de Augusto César Sandino y tras pisar tierra nicaragüense fuimos a recibirlo. Cuando nos vio nos dijo que bien encontrarlos aquí porque yo no conozco a los líderes del FSLN.

De esta manera subimos a un autobús en dirección al Hotel Camino Real, donde en principio se iban a hospedar los visitantes cuando una ráfaga de tiros estremeció el ambiente obligando a los pasajeros a protegerse lanzándose al piso del vehículo. La calma regreso y el chofer informó que todavía en Managua se producían combates contra bolsones de la resistencia de la Guardia de Somoza que se negaba a deponer las armas.

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mostrando una actitud prepotente me acusó, frente a los demás colegas que cubríamos una rueda de prensa en su despacho, de publicar informaciones falsas sobre su gestión

Al llegar al hotel, Peña Gómez nos insistía en que tenía que ver a uno de los líderes del FSLN. Nos comunicamos con Popo Chamorro, familia de Javier y le explicamos la urgencia de esa cita y nos pasó a recoger por el hotel conduciéndonos al Hotel Intercontinental, donde lo esperaba el comandante Tomás Borge Martínez. En ese encuentro, Peña Gómez le entregó a Borge un maletín lleno de papeletas recaudadas por el PRD en solidaridad con la causa del FSLN.

Desde ese instante, entre Peña Gómez y Tomás Borge se inició una fraterna amistad que perduró a lo largo de sus vidas.

Dos días después de este encuentro, del que Peña Gómez nos agradeció su arribo al Aeropuerto Sandino, un avión de la compañía Dominicana de Aviación (CDA) con un cargamento de medicinas y alimentos donados por el pueblo dominicano en los encuentros de solidaridad que realizaba la Comisión Sandinista. En ese avión llegó mi esposa Emna Bujosa y Mary Chamorro, esposa del exiliado Javier Chamorro. Tremeda sorpresa nos llevamos Moisés y yo y tremendo abrazo y besos nos dimos Emna y yo, luego de estar distante más de dos meses, solo sabía de mí cuando escuchaba mis reportes desde el lugar de los hechos.

En otro contexto, cuando Peña Gómez fue elegido alcalde del Distrito Nacional, en las elecciones de mayo de 1982, siendo yo periodista del El Nuevo Diario, encargado de la fuente del ayuntamiento me sentí inclinado a resaltar su trabajo por rescatar la ciudad de la mugre y el abandono. Lo que fue logrando con el apoyo de sus amigos de la Internacional Socialista.

Tras sus 6 meses de gestión hice un trabajo donde hacia un balance crítico de su gestión, cosa que no le agradó. Actitud que observé en una rueda de prensa en su despacho donde mostrando una actitud prepotente me acusó, frente a los demás colegas que cubríamos una rueda de prensa en su despacho, de publicar informaciones falsas sobre su gestión. Su reacción lo condujo a llamar al director del periódico para quejarse de mi trabajo, queja cuya intención era ser sustituido de la fuente.

Los días pasaron y nada ocurrió, los ejecutivos del periódico entendieron mis razones y no le dieron importancia a sus quejas.

Una y otra vez nos seguimos viendo en el cabildo dando muestras ambos que nada había pasado. Incluso siempre preguntaba por mí cuando tenía que asistir a algún recorrido por el territorio que cubría el ayuntamiento, el cual abarcaba lo que hoy es el gran Santo Domingo.

Cuando se postuló por primera a la presidencia de la República en el 1990 estuve muy cerca de sus actividades proselitistas, que no alcanzaron las mayores dimensiones por la debilidad que presentaba su candidatura ante las fragmentaciones de un PRD dividido. Recuerdo que ante tal situación el líder perredeista llegó a preferir una alianza con Juan Bosch que ya había abandonado las filas del partido blanco y creado el PLD. Gestiones que no progresaron por la negativa de Bosch a esa alianza.

Las elecciones se celebraron el 16 de mayo, cuyos resultados favorecían a Bosch, pero el fraude de la maquinaria reformista se encargó de evitar que Bosch alcanzara la presidencia, favoreciendo la JCE y los observadores a Balaguer. Este hecho generó una crisis política que colocó al país al borde de una guerra civil.

En las elecciones presidenciales y parlamentarias del 1994, Peña Gómez de nuevo se presenta por segunda vez como candidato presidencial. Previo a estos comicios, el 9 de agosto de 1994 dirigió una carta a Balaguer, donde le proponía una reforma política, para la cual se convocaría a la Asamblea Nacional antes del 16 de agosto del 1994, con el objetivo de prohibir la reelección presidencial y congresional consecutivas y la abreviación del próximo período de gobierno a un año y las elecciones en 1995, que finalmente se celebró el 16 de mayo de 1996.

Además, la designación de una nueva Junta Electoral y la destitución y enjuiciamiento de todos los funcionarios que permitieron la cedulación irregular de miles de ciudadanos y la falsificación del padrón electoral, entre otras reformas.

Producto de avenimiento entre Peña Gómez y Balaguer, éste envío al Congreso Nacional un proyecto de convocatoria a la Asamblea Revisora de la Constitución para establecer la reforma política que pusiera fin a la crisis.

La firma del pacto se llevó a cabo en el Palacio Nacional con la presencia de Balaguer y Peña Gómez, entre otros representantes de la embajada de los EEUU, Lidio Cadet, Nicolás López Rodríguez, quienes firmaron el mismo. La reforma constitucional fue aprobada el 19 de agosto del 1994 con dos modificaciones que no fueron aprobadas en las discusiones en el Palacio Nacional. Entre estas reformas estaba la creación de colegios electorales y cerrados a la doble vuelta, fijar el porcentaje de la mitad más uno como mayoría absoluta para ganar los comicios en la primera vuelta, etc.

Esta redefinición del ajedrez político tuvo como antecedente y origen la crisis electoral de 1994 que, al comprobarse el fraude contra Peña Gómez, Balaguer tuvo que acceder a recortar el período y reformar la Constitución para reforzar el sistema electoral y democrático.

En toda esta crisis estuve muy de cerca del líder del PRD, quien a veces me confesaba lo difícil que era enfrentar a un político como Balaguer, experto en el arte de las mañoserías y la trampa.

En las elecciones de 1996 fui recomendado por Peña Gómez y Hatuey de Camps para ser parte en la coordinación de prensa de los viajes de campaña que se realizaban los fines de semana. Al efecto, era el responsable de la logística de prensa o en términos prácticos de las atenciones a los colegas a los periodistas que eran designados por sus medios para cubrir la campaña. Para estos recorridos se me entregaban unos fondos para los gastos operativos. Por lo general se me entregaban semanalmente de 30 a 40 mil pesos que eran administrados con pulcritud. Al regresar de la primera gira procedí a rendirles cuenta a la persona encargada de la administración quien se sintió sorprendida por la devolución de más del 50% de los fondos recibidos y los gastos apoyados en sus respetivos comprobantes, práctica de transparencia que por primera vez se hacía.

Se recuerda que en estos comicios Peña Gómez no logró el porcentaje de la mitad más uno de los votantes, convocándose una segunda vuelta que produjo una alianza electoral del PRSC y el PLD encabezada por Leonel Fernández para cerrar el camino al PRD-Peña Gómez. Esta estrategia logró sus frutos por la incidencia de una campaña sucia contra el líder del PRD a quien acusaban de haitiano. De esta manera el Frente Patriótico logró imponerse perdiendo el pueblo dominicano la posibilidad de tener un presidente defensor de los pobres y un exponente de las luchas progresistas.

Todavía recuerdo que antes de ese infausto 16 de mayo de 1996 Peña Gómez, conocedor de las trampas del reformismo y su caudillo, convocó a la Comisión Política para advertirle que a Balaguer había que ganarle con sus mismas armas. Por lo que anunció que los 16 millones que se iban a gastar en el mitin de cierre de campaña fueran invertidos en la logística de los comicios. Instruyendo a los secretarios generales de los comité de bases y a los de las regionales a ponerse las pilas, ya que se estaban frente a una competencia poderosa capaz de usar todas las malas artes para quedarse en el poder.

Tras conocerse los resultados que dieron a la alianza PLD-PRSC ganadora de los comicios, Peña Gómez convocó al Comité Político; y les confieso que nunca había visto al líder tan enfurecido llegando a calificar a los responsables de hacer el trabajo para ganar, de traidores entre otras acusaciones. O sea que el líder del PRD se sintió engañado ya que no se fue transparente en la aplicación de la táctica acordada.

En 1988, Peña Gómez organiza un viaje histórico a Cuba, en la que lo acompañan una comitiva de dirigentes del PRD donde resaltaba la figura de doña Milagros Ortiz Bosch y varios periodistas, entre los cuales estuve invitado.

Aquí se produjeron varias reuniones entre el líder de la Revolución Cubana, comandante Fidel Castro y Peña Gómez, quien en una cena de gala que ofreció el gobierno revolucionario de Cuba a la comitiva, Peña presentaba a Fidel a sus invitados. En uno de los encuentros del anfitrión con el invitado, Fidel le enrostró a Peña Gómez que Balaguer había tenido relaciones más amistosas y armoniosa que el PRD, lo que cambió a partir de este encuentro.

Cumpliendo con el acuerdo del Pacto por la Democracia, las elecciones municipales se convocaron para el 16 de mayo de 1998 en la que Peña Gómez, ya enfermo de cáncer, participó con candidato a la alcaldía del Distrito Nacional para evitar una posible división por esa candidatura entre dos aspirantes del partido. Seis días antes de los comicios municipales, Peña Gómez fallece en su residencia campestre de Combita Garabito, donde me había recibido un mes antes de su muerte con un fuerte abrazo y sus ojos brotados en lágrimas.

Este encuentro fue prácticamente su despedida de mí, pues sollozando y con la ternura que lo caracterizaba me dijo, gracias amigo por todo lo que tú ha hecho por mí.

Recuerdo como hoy, cómo el pueblo dominicano convertido en un tsunami humano fue al estadio Olímpico a despedir a su inmenso líder, el único que era capaz de reunir a millares de personas que lo alababan y le rendían las más delirantes expresiones de apoyo, traducidas en aquellas consignas: ¡Peña, Timón de la Revolución!, ¡Peña Sin ti se hunde este país!

Después de su muerte, sentí más pena por él al escuchar algunos de los que se habían identificado entre sus más fieles seguidores decir: ‘’ya salimos del negro ese que tenía al partido “frizado’’”. O sea, que ese gigante en el tiempo no sabía que estaba entre víboras.

De él conservo muchos recuerdos, entre ellos grabaciones de sus alocuciones donde escuchaba a las masas gritar: ¡Peña Timón de la Revolución! ¡Lo que diga Peña, es lo que va! ¡Peña sin ti se hunde este país! Con su partida al infinito, el país perdió al más grande líder de masas de la historia dominicana, y yo perdí a un fiel y solidario amigo que siempre respetó mi ideología, aún distante a la que él profesaba. Como se observa, aunque uno tenga una ideología diferente se pueden tener buenas amistades, como la que yo coseché por lagos años con José Francisco Peña Gómez.