Ya han pasado dos generaciones y los refugiados del ciclón David, todavía continúan esperando el traslado desde sus barracones hacia un hogar digno. Barracones, donde ellos conviven en el hacinamiento y las condiciones infrahumanas indescriptibles, sujetos de una exclusión social inmisericorde por parte de la clase política de Los Alcarrizos. 

 

LOS ALCARRIZOS (HOY).- A 40 años del paso por el país del huracán David, decenas de familias aún habitan en deteriorados barracones en el sector Canta La Rana, en el municipio Los Alcarrizos, en donde la pobreza es extrema, ya que ni siquiera cuentan con sanitarios para sus necesidades fisiológicas.

A pesar de los años y en pleno siglo 21, gran parte de los barracones, donde habitan 250 familias, no cuentan con sanitarios, menos con sistema para la disposición de las aguas residuales, sin agua potable, por lo que la contaminación siempre está presente.

Las enfermedades respiratorias, de la piel, fiebre, vómitos y otras son permanentes en el lugar, y precisamente ayer una niña de dos años fue sacada de urgencia con vómitos, fiebres y otros síntomas que sus familiares consideran dengue.

Uno de los damnificados muestra en qué condiciones una rama de un árbol tumbó parte de un barracón.

Algunos han hecho hoyos en algún lado de los refugios, pero otros hacen sus necesidades en envase y bolsas plástica que luego lanzan al patio junto a la basura con toda las consecuencias que esa práctica significa.

Dos generaciones no han sido suficientes para que las diferentes gestiones gubernamentales que se han sucedido echen una mirada hacia ese lugar, porque a pesar de que en el primer período del entonces presidente Leonel Fernández se construyeron edificios de apartamento estos no fueron suficientes.

Además de que el proyecto fue terminado por la gestión del entonces presidente Hipólito Mejía, en 2002, a la hora de la repartición gran parte de las viviendas fueron a manos de políticos que nada tenían que ver con damnificados.

Ramona Aquino, llegó niña a los barracones, procedente del sector La Ciénaga, y desde entonces ha vivido en penuria constante por el hacinamiento y tener que convivir entre las aguas residuales, basura y ratones. Aquino deplora que a pesar de la insalubridad en la zona al lugar no acudan promotores del Ministerio de Salud Pública y del Servicio Nacional de Salud.

Algunos damnificados han podido construir un baño dentro del barracón donde viven, pero en la mayoría, los baños son improvisados en los patios y las letrinas son fundas plásticas que luego las tiran en los basureros.

Yessica López, salía de su casa, al mediodía de ayer, para el hospital Vinicio Calventi, con su hija de apenas dos años con vómitos, intensa fiebre y otros males que estima es dengue. López tiene otros dos hijos, por lo que teme sean afectados por la misma enfermedad debido a la insalubridad del lugar.

Elías Félix Medina, se levantó la camisa para mostrar que su piel se va a pedazos debido a las alergias que produce la contaminación. Expresa que cuando llueve no se puede entrar a los barracones debido al lodo que se produce, mientras los mosquitos son una verdadera amenazas para las familias.

A pocos metros se encuentran los 50 apartamentos que en principio eran para los damnificados de los barracones, pero la mayoría de ellos fueron entregados a particulares.

A la izquierda de la imagen se ven parcialmente los edificios de los 50 apartamentos que en principio eran para igual número de familias damnificadas. La dirigencia política se hizo cargo y ya pueden ver los resultados. Dicen que hasta por 10 mil pesos te ponían en la lista de distribución de los apartamentos.

A la izquierda de la imagen se ven parcialmente los edificios de los 50 apartamentos, que en principio, eran para igual número de familias damnificadas. En el año 2002, siendo Hipólito Mejía presidente de la República, la dirigencia política se hizo cargo y ya pueden ver los resultados. Dicen que hasta por 10 mil pesos te ponían en la lista de distribución de los apartamentos.

Paso de David

Fue el 31 de agosto de 1979 en horas de la tarde, cuando el potente huracán categoría cinco con vientos superiores a los 280 kilómetros por hora, según la escala Saffir Simpson, entró al país entre San Cristóbal y Baní destruyendo en pocas horas el 70% del alumbrado eléctrico, telefónico, los sistemas productivos en Santo Domingo, San Cristóbal, Monte Plata, San Pedro de Macorís. La madrugada del primero de septiembre el fenómeno se movió sobre San Juan y salió del territorio nacional por Elías Piña desplazándose hacia Haití y Cuba. Pero, las ráfagas de viento con categoría de huracán y las crecidas de los ríos, entre ellos el Yaque del Norte, ocasionaron daños e inundaciones en todo el territorio nacional.